EL COGTIB VISITA LA FUNDACIÓN MIRÓ MALLORCA

Dentro del programa de formaciones continuas que se organizan a través del COGTIB, el pasado 2 de febrero un grupo de guías hemos acudido a la Fundación Pilar y Joan Miró para hacer una visita que sería una auténtica inmersión artística de la mano de Alejandro, jefe del departamento de educación y actividades, y de Natalia, community manager.


Será porque desde el principio nos hemos mostrado tan interesados que Alejandro fue un libro abierto derrochando historias fascinantes, simpáticas e ilustrativas sobre la última etapa de Miró.

 

Empezamos la visita contextualizando algunos aspectos clave en la vida del artista para comprender su llegada e instalación definitiva en Mallorca en los años 50. La gran riqueza de la Fundación Pilar y Joan Miró, además del espacio expositivo, es el hecho de poder visitar dos talleres que sirvieron como horno de elaboración de muchas obras. Muy curioso visitar y corroborar que esos dos espacios no tienen nada que ver el uno con el otro y, sin embargo, coexistieron en el tiempo.

Josep Lluís Sert, arquitecto de gran prestigio y unido a Miró por una bonita amistad, fue el encargado de diseñar lo que conocemos como Taller Sert. Espacio concebido para ser práctico y en sintonía con las condiciones del lugar: aprovechamiento de la luz, de la brisa, espacio de producción amplio para grandes formatos, zonas privadas… Además del blanco, tres son los colores que impregnan la estructura por zonas: azul, amarillo y rojo, colores de claro peso en la obra de Miró.

 

La gran sorpresa vino al subir a conocer Son Boter, una antigua casa señorial del siglo XVIII que el artista habría adquirido al poco de finalizar el Taller Sert. Miró decía que la energía le entraba por los pies, así nos lo contaba Alejandro. Entrar en los espacios de Son Boter es la máxima expresión de esa energía. De repente, conocemos a otro Miró. Un lugar muy íntimo donde el protagonista se hace con el entorno y tanto paredes como suelo le sirven de soporte. Es un viaje a lo esencial, a una especie de cueva mágica.

A la hora de hablar de arte nos centramos demasiado en la obra expuesta y poco nos preguntamos por “el proceso”. Por eso la Fundación Pilar y Joan Miró es especial, porque aquí venimos a la guarida del creador y cuando luego pasamos al espacio de exposición, nuestros ojos llevan un filtro especial que nos permite ver otras cosas. Nos gustaría agradecer la disposición y entusiasmo de Alejandro, fue un verdadero placer contar con sus conocimientos y esperamos poder colaborar con la Fundación para seguir dando a conocer la riqueza cultural de nuestra isla a través de visitas guiadas.

                   

 

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