En el corazón de Palma, a unos 5 minutos de la Plaza de España, se encuentra un tesoro escondido que nos cuenta la historia de una familia valiente, los Aguiló, 4 generaciones de impresores que con mucho ahínco y buen hacer mantienen viva la imprenta más antigua en funcionamiento de las islas Baleares. Se trata de la Imprenta Nueva Balear.
El pasado 19 de febrero un grupo de guías oficiales del COGTIB conoció este increíble espacio de la mano de Roberto Aguiló padre que junto a sus hijos Roberto y Belén Aguiló, son testimonio vivo de esa tercera y cuarta generación de impresores que han sido los artífices de una nueva forma de entender el oficio de la impresión, combinando modernidad y tradición.
El COGTIB quiere colaborar en la difusión de este buen hacer de la familia Aguiló y mostrar a nuestros visitantes este espacio tan especial. Con la realización de visitas culturales en esta zona de ciudad, el ensanche palmesano, que permita arrojar luz a este comercio emblemático de Palma.
Entrar en este espacio es como viajar en el tiempo a la Mallorca de principios de siglo y a la que le siguió, con el boom del turismo en los años 60. A través de su Galería de carteles históricos y posters vintage, uno tiene la sensación de estar en un auténtico museo, uno que ofrece un viaje al pasado industrial de la Mallorca de principios del siglo XX.
Belén nos adentra en la historia de su familia y nos cuenta como su bisabuelo compró esta imprenta en el año 1916 y la trasladó al edificio donde se encuentra ahora, que además fue obra de otro ilustre arquitecto mallorquín, Guillem Forteza, y que data de 1926. Los arcos que dan acceso al interior se hicieron con la medida de la máquina más grande que se expone en la sala y que se trajo con railes desde su antigua ubicación. Es una máquina Albert-Frankenthal de 1913 y pesa 12 toneladas. Una auténtica joya que solo se pone en marcha en ocasiones especiales pero que sigue produciendo carteles de una calidad increíble y que aún usa los tipos de madera. Con ella se confeccionaron entre otros los carteles publicitarios de las verbenas de Felanitx entre los años 70 y finales de los 80.
Originalmente la imprenta producía naipes y más tarde incorporó también la producción de carteles de gran formato, de medidas 83 x 121 cm.: anuncios de destilerías, carreras de bicicletas, exposiciones de artesanía al más puro estilo vintage.
El más antiguo que tienen expuesto es de 1931. Uno muy curioso se refiere a una competición de natación de 1936, el cartel se imprimió, pero no se llegó a realizar la carrera porque estalló la guerra civil el 29 de julio.
Hay otro cartel muy interesante que muestra datos de la cosecha de almendras que se recogió entre los años 1938 y 1939, donde además se ve el número de almendros que había en la isla en aquel año.
La imprenta llegó a tener más de 30 empleados. Se trabajaba con tipos móviles, que están celosamente guardados en unas cajoneras de madera. Era un trabajo muy laborioso porque cada alfabeto tenía una medida y un tipo de letra determinada. Los cajistas- un oficio que ya no existe- eran los que montaban los textos. Un aprendiz tardaba al menos 2 años en poder empezar a tocar las tipos y aprender el oficio para conseguir un nivel de ejecución perfecto. Las proporciones de los tipos- o letras- es exquisita y sigue la divina proporción: que debe ser especial y adecuada para que el resultado final tenga una harmonía. Un auténtico trabajo que requiere una meticulosidad extrema.
Hay una piedra litográfica que conservan que se usó para imprimir acciones de una compañía. Después de imprimirlas, la piedra se rompía por la mitad, la imprenta se quedaba una parte y la empresa la otra.
Durante la guerra civil no se cerró la imprenta, pero se trabajaba por la noche por los cortes de luz intermitentes.
En los años 40 trabajaban con pocos clientes que hacían muchísimos pedidos- uno de ellos fue Transmediterránea, etc. La máquina grande imprimía la revista Moda i Línea, que recogía todo lo relacionado con la industria del calzado- algunos ejemplares se pueden ver en el museo del calzado de Inca. Fue muy importante y se conocía a nivel internacional, dos números al año.
El padre de Belén tomó el relevo generacional con la llegada del boom del turismo a Mallorca e introdujo nuevas técnicas de impresión. Gran aficionado a la fotografía, él representa la transición de los tipos móviles a los fotolitos y piedras litográficas, combinando ambas técnicas. Fue entonces cuando se introdujeron las máquinas Minerva, que aún están en funcionamiento. Una de ellas se compró al periódico Ultima hora.
En los 70 trabajaban con las discotecas de moda, haciendo los carteles publicitarios, los tickets para las fiestas…Tienen uno fantástico de la discoteca Borsalino de Magalluf en el que aparece un niño con ametralladora promocionando una discoteca- que hoy no estaría permitido.
En los 90 se incorporaron ordenadores y máquinas de impresión digital, que imprimían con muchísima rapidez y de forma automatizada. Muchas imprentas de Palma- en aquella época había más de 100 en Palma- se modernizaron, se deshicieron de las máquinas antiguas e invirtieron grandes cantidades en máquinas que rápidamente quedaban obsoletas.
Los Aguiló, unos románticos de la imprenta tradicional, decidieron no hacer ese cambio tan bruscamente y acertaron. Hasta el Corte Inglés- que en aquella época construía sus grandes almacenes- vino con una oferta para comprar la imprenta y los dos negocios adyacentes, pero la familia se mantuvo firme a pesar de las dificultades que siguieron.
Finalmente decidieron desempolvar esas máquinas antiguas y recuperar todo el material que había estado guardado en los altillos. Belén fue la artífice de este trabajo de catalogación e investigación para datar los carteles. Incluso buceó en los archivos para contar la historia que esconden y que hoy puede leerse en el reverso de las preciosas postales que tienen expuestas en la sala y que se pueden adquirir.
Así que en el espacio modernidad y tradición, historia y diseño se dan la mano en una simbiosis que rezuma amor por el trabajo bien hecho y respeto por el trabajo artesanal.
La labor divulgativa que realiza Belén es también muy importante. El espacio es visitado por colegios de Palma y los niños tienen ocasión de aprender y entender como se imprimía en el pasado.
La última innovación de los Aguiló ha sido asociarse con uno de sus clientes más importantes- la empresa Stick no Bills. Sus creadores, Meg Williams y Philip James Barber(fallecido en 2023), una pareja de ingleses que empezaron su negocio diseñando carteles tipo vintage y cuya impresión encargaban a la imprenta Nueva Balear. Con el tiempo esta colaboración se ha ido acentuando hasta el punto de que próximamente se van a trasladar a este espacio situando a la Galería como su buque insignia.
Es así como el espacio se ha transformado en un museo con una sala principal que alberga Palma Poster Gallery donde el visitante puede ver, por un lado, a los trabajadores de la imprenta trabajando con máquinas de más de 100 años e impresoras de última generación. Y por otro lado, la zona de exposición y tienda donde el visitante puede adquirir las imágenes en distinto formatos y calidades de impresión y papel.
Agradecemos enormemente a Belén y a su familia la calurosa acogida, su pasión y entusiasmo. Les deseamos el mayor de los éxitos y les ofrecemos todo nuestro apoyo para dar a conocer su labor.
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